De lo que sabían Jhon Jario Herrera y su esposa Lisette Gómez, era del negocio de las empanadas; sin embargo, en medio de la pandemia y de la baja de ventas durante la cuarentena, antes de pensar en despedir al personal, optaron por ir más alla y fabricar lo por estos días más se vende: tapabocas.
Se tecnificiaron, investigaron y lograron alcanzar unos de los tapabocas de más alto estandar dentro mercado. «Los nuestros están por encima del 99% de filtrado, muy superior a lo que nos exige la norma”, expresó Lisette.
Y es que si algo es importante para estos emprendedores es el empleo para la gente, sobre todo para aquellos que el mercado laboral «ya no voltea a mirar», pues siempre han tenido en su empresa a personas mayores y madres cabeza de familia, para quienes es más complejo encontrar un trabajo.
Un ejemplo de pujanza que caracteriza a los habitantes del Eje Cafetero, más en una época tan compleja y en medio de una pandemia que ocasionó el cierre de muchas empresas y la pérdida de miles de empleos.
Por: Germán Sastre