Estudio genera preocupación por presencia de metales tóxicos en tampones
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Estudio genera preocupación por presencia de metales tóxicos en tampones

Un reciente estudio ha revelado la presencia de metales pesados y sustancias químicas potencialmente tóxicas en productos menstruales como tampones, toallas sanitarias y protectores diarios. Este hallazgo ha generado preocupación debido a los posibles efectos en la salud de las personas que menstrúan, quienes, en promedio, utilizan aproximadamente 11,000 de estos productos a lo largo de su vida reproductiva.
Investigaciones anteriores ya habían identificado la presencia de sustancias químicas preocupantes en productos menstruales, como las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), plastificantes (ftalatos) y compuestos orgánicos volátiles (COV). Estas sustancias son conocidas por alterar el sistema endocrino, afectando el desarrollo sexual, el metabolismo, el azúcar en sangre, el estado de ánimo y el sueño, entre otros factores.
Un estudio piloto reciente encontró arsénico y plomo en tampones orgánicos y no orgánicos. Aunque los niveles eran bajos, no existe un nivel seguro de exposición al plomo según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA). Sin embargo, el estudio no pudo determinar si estos metales pueden filtrarse del tampón al cuerpo.
Kathrin Schilling, autora principal del estudio y profesora adjunta de ciencias de la salud ambiental en la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, señaló que el siguiente paso es investigar si los metales se filtran del tampón al cuerpo. Amanda Hils, portavoz de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), aseguró que evaluarán el estudio y tomarán medidas necesarias para proteger la salud de los consumidores.
El tejido vaginal es más permeable que otras partes del cuerpo, lo que podría facilitar la absorción de metales pesados y sustancias químicas si estas se liberan de los productos menstruales. Anna Pollack, profesora adjunta de salud global y comunitaria en la Universidad George Mason, destacó la necesidad de seguir investigando para comprender mejor los riesgos potenciales.
El estudio realizado por Schilling y su equipo analizó 30 tampones de 14 marcas diferentes, obtenidos en tiendas y minoristas en línea de Estados Unidos, Reino Unido y Grecia. Se probaron 16 metales pesados, encontrándose un promedio de 100 nanogramos por gramo de plomo y 2 nanogramos por gramo de arsénico. No se detectaron niveles de cromo ni mercurio, lo cual es positivo.
Los tampones orgánicos contenían niveles más altos de arsénico, mientras que los no orgánicos tenían niveles más altos de plomo. Schilling resaltó que los niveles de plomo encontrados eran aproximadamente 10 veces mayores que los permitidos en el agua potable, y los niveles de arsénico eran cinco veces más bajos que los límites actuales para el agua potable.
Los tampones están mayormente hechos de algodón o una mezcla de algodón y rayón, una fibra semisintética derivada de la pulpa de madera. El arsénico y el plomo pueden ser absorbidos fácilmente por las plantas a medida que crecen, ya que estos elementos están presentes de manera natural en el suelo, agua y aire.
A pesar de los hallazgos, los expertos aconsejan no entrar en pánico, sino estar conscientes de la situación y seguir de cerca cualquier investigación futura. Los consumidores deben mantenerse informados y atentos a las recomendaciones y estudios adicionales que puedan surgir sobre la seguridad de los productos menstruales.