Una tortuga morrocoy pasó 30 años en cautiverio y hoy enfrenta secuelas con deformaciones irreversibles

Una tortuga morrocoy pasó 30 años en cautiverio y hoy enfrenta secuelas con deformaciones irreversibles

Una tortuga morrocoy que pasó tres décadas en cautiverio dentro de una vivienda en el Valle de Aburrá llegó en grave estado al Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre (CAVR) del Área Metropolitana. El animal, que fue mantenido como mascota durante 30 años, presentó despigmentación en la piel, debilitamiento muscular extremo y deformaciones óseas tan severas que derivaron en una fractura.

Según los especialistas, el prolongado encierro sin luz solar, sin espacio para caminar y con una dieta inadecuada deterioró progresivamente su organismo hasta dejar secuelas irreversibles. Este caso, aunque impactante, no es aislado. Desde 2024, el Área Metropolitana ha recibido más de 1.900 tortugas morrocoy, pese a que esta especie no es nativa del Valle de Aburrá. La mayoría llega tras ser víctima del tráfico y la tenencia ilegal de fauna silvestre.

Las autoridades recuerdan que la morrocoy necesita una alimentación específica, exposición controlada al sol y un entorno propio de los bosques secos tropicales, condiciones imposibles de replicar en un hogar. Su extracción del hábitat natural, además de causar sufrimiento individual, contribuye al riesgo de desaparición de la especie.

El Área Metropolitana hizo un llamado urgente a no tener animales silvestres como mascotas y a denunciar cualquier caso de tráfico ilegal. Las denuncias pueden realizarse a la línea (604) 3856000. Cuidar la fauna silvestre es fundamental para la salud de los ecosistemas y para evitar que historias como esta se repitan.

Ir al contenido